Ive

A finales de diciembre, Jonathan Ive dejará Apple después de 27 años trabajando para la compañía. Entró en la manzana en su época más oscura, en 1992, cuando ya no quedaba nada de la empresa que Steve Jobs había cofundado y que todavía dirigía John Sculley, el vendedor de Pepsi-Cola que había despedido siete años antes al creador del Macintosh. Cuando Jobs volvió a tomar las riendas de Apple en 1997, se deshizo de todo y solo conservó a Ive. Él sería el genio del diseño que haría realidad los sueños tecnológicos de una generación.

Primero fue el iMac G3 todo en uno, con la pantalla y las tripas unidas en una carcasa de policarbonato translúcida. Después el Power Mac G4 Cube, embutido en un cuerpo de metacrilato y que no necesitaba ventilador porque expulsaba el calor por convección. Luego llegaría el iMac G4 o lamparita (por su parecido con Luxo, la mascota de los estudios Pixar), con su base semiesférica y su pantalla plana cuando todavía vivíamos en un mundo de monitores CRT.

El iPod, los portátiles MacBook de aluminio, el iPhone, el iPad… La carrera de Jony Ive está repleta de hitos del diseño que la competencia no tardaba en replicar (¡ay de aquél que no lo hiciese!). Un ejemplo: los auriculares inalámbricos AirPods, su penúltimo éxito, cuyas copias en versión low cost se ven hoy en millones de orejas. Antes, cuando todavía no existía la tecnología Bluetooth, había decidido que el cable fuera blanco para que todo el mundo supiese que quien se acercaba escuchando música lo hacía con un reproductor mp3 de Apple.

Ive es un mago del diseño industrial, el equivalente a lo que Dieter Rams fue para Braun, David Lewis para Bang & Olufsen o Richard Sapper para IBM. ¿Por qué se va? La explicación oficial es que quiere fundar su propio estudio, LoveFrom, junto al también británico Marc Newson. Quizá se ha cansado del mundo de la tecnología y buscar abarcar nuevos sectores (muebles, automóviles, viviendas…). Yo tengo mi teoría. El diseño de Apple sigue siendo exquisito, pero ya no inimitable, y desde luego ya no es práctico. La forma se ha impuesto a la función, y la cuenta de resultados a las necesidades reales del usuario.

El negocio de la iluminación conectada

La iluminación LED (light-emitting diode o diodo emisor de luz) está cambiando la presencia de muchos objetos de uso diario, además de creando ambientes en hogares y espacios comerciales de una forma que antes solo era posible con muchas limitaciones y un elevado consumo de energía. Una muestra de las posibilidades de esta tecnología son las populares bombillas conectadas, que permiten encenderlas y apagarlas con el móvil a través de una aplicación, graduar la intensidad, la temperatura del color y, por supuesto, elegir entre millones de tonos y configurar efectos sorprendentes.

El incipiente negocio que se vislumbra alrededor de la iluminación IoT tiene un nombre propio: Signify, líder mundial en este sector para profesionales y consumidores. Sus productos, bajo las marcas Philips e Interact (sistemas conectados), están presentes en casas, edificios y espacios públicos. Con unas ventas de 6.400 millones de euros el año pasado, 29.000 empleados y presencia en más de 70 países, esta compañía holandesa brilla con luz propia.

Recientemente Signify (en Euronext opera con el código LIGHT) adquirió WiZ Connected, una firma con sede en Hong Kong que ha desarrollado WiZ, el ecosistema de iluminación conectada basado en Wi-Fi. La suma de WiZ permite a Signify expandir su liderazgo, tal y como explicó su consejero delegado, Eric Rondolat: «Estamos muy satisfechos de unir fuerzas con el equipo de WiZ Connected, quienes han desarrollado una gran plataforma tecnológica que permite dirigirse a una base de clientes más grande en el creciente mercado de la iluminación basada en Wi-Fi. Nos ayudará a continuar brindando a nuestros clientes una rica experiencia de luz y de uso intuitivo».

Por su parte Jean-Eudes Leroy, su homólogo en WiZ Connected, destacó su solución como «una plataforma de IoT abierta, accesible a todos los proveedores de material eléctrico e iluminación. Junto con Signify, alcanzaremos una mayor audiencia de nuevos clientes con nuestra solución escalable y fácil de usar».

Más allá de las declaraciones, algunos de los productos que ya están en el mercado revelan las posibilidades de una tecnología que lleva ya algunos años entre nosotros pero que poco a poco empieza a abrirse paso a nivel doméstico. Los más conocidos son las bombillas Philips Hue (blancas o con color) y que posibilitan transformar los espacios y adaptarlos a distintas necesidades (trabajo, lectura, entretenimiento, visionado de películas…). Se trata de todo un sistema que se maneja desde una app propia que facilita el control de la iluminación en distintas estancias, en cada una de las cuales puede haber varios puntos de luz funcionando al mismo tiempo. Cuenta también con interruptores físicos y sensores de movimiento y permite ir añadiendo más bombillas o lámparas a la red según las necesidades del usuario.

Entre las últimas incorporaciones destaca la lámpara Hue Go, una semiesfera sin cables de 300 lúmenes y tres horas de autonomía (también puede trabajar conectada a un enchufe) que incorpora varios efectos dinámicos naturales: acogedor, café de domingo, meditación, bosque encantado, aventura nocturna…

Otra propuesta es Hue Play, una barra de luz compacta y versátil que puede combinarse de múltiples formas para ofrecer distintas experiencias. Crea un efecto iluminación indirecta y puede instalarse tanto horizontal como verticalmente al lado de la televisión o detrás de un monitor para crear un contraluz en la habitación.

Los espejos con iluminación Hue Adore o las luminarias de exterior son otras líneas de Signify, que también acaba de asociarse con Razer para entrar en el nicho de los videojuegos. Razer Chroma, el mayor ecosistema de iluminación para periféricos de gaming, ya está integrado en Apex Legends, el juego que ha tomado el relevo de Fortnite como gran éxito del género battle royale. Los usuarios pueden así disfrutar de efectos de luz al ritmo del juego, reaccionando en base a interacciones y eventos durante la partida. Con la app Synapse 3.0 estos efectos pueden extenderse más allá de los periféricos Razer y disponer de ellos en los dispositivos Philips Hue.

Competencia china

Las marcas chinas han visto el potencial de este mercado y las más adelantadas, como Xiaomi, ya lo están explotando. Su bombilla Mi LED Smart Bulb ofrece iluminación RGB (16 millones de colores) y una configuración del brillo entre 80 y 800 lúmenes. La temperatura del color también es variable (1.700-6.500 K) y dispone de modos como los que simulan un amanecer, una puesta de sol o el centelleo de una vela. Mi LED Smart Bulb puede ser controlada por la voz, a través de Amazon Alexa o el asistente de Google, y su vida útil se estima en 25.000 horas. Todo un desafío low cost (el precio oficial es de 19,9 euros) en un negocio que cada vez brilla con más fuerza.

Un clásico del diseño industrial

KitchenAid es una línea de aparatos de cocina creada hace casi un siglo (en 1919) por Hobart Corporation en Estados Unidos. Un ingeniero de la compañía, Herbert Johnston, había inventado una década antes la batidora eléctrica tras ver a un panadero mezclando masa de pan en un bol con una cuchara de madera. Johnston se propuso automatizar esa tarea y desarrolló el primer batidor de huevos doméstico. Durante las pruebas, la esposa de uno de los directores de la empresa aportó sin darse cuenta el nombre de la marca cuando exclamó: «No me importa cómo lo llames, es el mejor ayudante de cocina [kitchen aid] que jamás he tenido».

El robot fue un éxito, se vendieron 20.000 unidades y entre los primeros clientes figuraban estrellas de Hollywood como John Barrymore, Marion Davies, Myrna Loy y Ginger Rogers. En los años 30, el lanzamiento del modelo K, diseñado por Egmont Arens -editor de las revista Creative Arts y Vanity Fair-, consiguió que Kitchen Aid obtuviera numerosos premios e incluso que pasara a formar parte de la colección de algunos museos. Este diseño se ha mantenido prácticamente invariable hasta hoy y es todo un clásico industrial de la cocina moderna. Kitchen Aid ofrece ahora hasta nueve modelos, todos con la misma forma y con características diversas como bol de gran capacidad (hasta 6,9 litros) y elevable.

El Artisan puede considerarse la perfecta reencarnación del original. Cuenta con un recipiente de 4,8 litros que permite procesar tanto pequeñas como grandes cantidades de alimentos. Robusto y estable, el robot de cocina bate, monta, remueve, amasa y mezcla, ocupándose con extrema facilidad de las tareas más repetitivas, pesadas y que más tiempo llevan.

Una de las claves de su funcionamiento es lo que se denomina «movimiento planetario»: el robot gira en una dirección, mientras que bate y da vueltas en otra, empujando constantemente los ingredientes hacia el centro del bol. Los 10 ajustes de velocidad garantizan un mezclado rápido, meticuloso y preciso. El motor del cabezal asegura que la potencia se transmita directamente a los componentes.

Precisamente, otro de los aciertos del Artisan es su amplia variedad de accesorios opcionales y que se pueden instalar fácilmente. Gracias a una toma única multiusos podemos picar carne, trocear verduras, estirar y cortar pasta, exprimir y procesar. De serie trae un batidor de varillas, otro plano y un gancho amasador, además de la tapa con vertedor. Pero podemos comprarle un cortador en espiral, licuadora, procesador de alimentos, picadora, embutidor de salchichas, rebanadora de verduras, colador de fruta, exprimidor de cítricos, heladera, molinillo de cereales, prensa para pasta, máquina de raviolis… Hay boles metálicos y de cristal, e incluso de vidrio esmerilado y de cerámica, especialmente diseñado para chocolate blanco. El Kitchen Aid Artisan está disponible en una paleta de colores con hasta 25 tonos diferentes, incluyendo algunos que refuerzan su estilo clásico e industrial como almendra, niquel pulido, cromo metálico, pistacho o rojo imperial.

Rostros de malla de acero y leds

El creador de lámparas gallego Arturo Álvarez (A Estrada, 1964) ha dado una vuelta de tuerca a su trabajo con un nuevo concepto de iluminación artística. Presentado a principios de mes en la feria Euroluce de Milán, sorprendió a público y crítica con una serie de figuras antropomórficas que pretenden reflexionar sobre las relaciones entre los seres humanos y del ser humano consigo mismo. La serie Conversas, por ejemplo, es una colección de rostros «sin tapar, al aire, con todas sus bellezas y miserias a la vista», que adquieren toda su carga dramática a partir de la luz que los proyecta en la pared de forma tridimensional. Fabricados con malla de acero inoxidable negra y leds, las sombras que generan permiten ver cada gesto, cada arruga, la expresión de la comisura de los labios o de la mirada.

La instalación cobra una fuerza brutal en el momento que las bombillas entran en movimiento, lo que provoca a su vez un movimiento de las sombras, creando una comunicación de todos con todos. Representa la necesidad del ser humano de estar con el otro y de ser escuchado. Como dice el autor, «al final, lo único que nos queda son las relaciones interpersonales».

Otra colección en la que los límites entre arte y diseño se diluyen es Ágora. En las esculturas la fuerza de la vida intenta abrirse paso, se escapa en forma de haces de luz brillante, y se eclipsa en aquellas zonas donde la oscuridad se impone. La idea del ser humano contemporáneo puesto ante la tesitura de un individualismo extremo emerge con fuerza. Finalmente, la serie Encontros, hecha a partir de cordón japonés, presenta un conjunto de figuras que semejan familias de individuos que intentan un diálogo entre sí, desde la perspectiva y la singularidad de cada uno.

«La apuesta era arriesgada, pero el resultado ha sido todo un éxito», explican desde la firma con sede en Vedra. El stand tuvo un lleno absoluto los seis días que duró la feria, probablemente el certamen de iluminación más importante del mundo y que se celebra cada dos años englobado en el Salón Internacional del Mueble de Milán. Los diseños de Arturo Álvarez recibieron más de 1.300 menciones en Instagram y publicaciones de prestigio como Dezzen lo citaron en sus editoriales.

El trabajo más artístico convivía con naturalidad con las nuevas propuestas de la marca, bautizadas como Ura, Onn, Pili y Ballet, con formas geométricas y orgánicas inspiradas en la naturaleza en las que la luz transpira por los poros de materiales innovadores como el Simetech.

Arturo Álvarez ocupa el puesto 17 en el ránking Top 100 Designers de Architonic, portal de referencia en arquitectura y diseño que reúne una base de datos con más de 300.000 productos y 10.700 diseñadores de todo el mundo. Esta lista incluye a las figuras más relevantes del panorama internacional como Tom Dixon, Paola Lenti, los hermanos Bouroullec, Philippe Starck o Patricia Urquiola, la única española por delante del creador gallego.

Una Vespa de 140.000 euros

Vespa 98, también conocida como MP6 (Motocicleta Piaggio 6), de 98 centímetros cúbicos, 3,2 caballos de potencia y capaz de alcanzar una velocidad máxima de 60 kilómetros por hora. Este modelo perteneció a la denominada como «serie 0» de la marca italiana, cuya fabricación se inició en 1946 con un primer lote de 60 ejemplares. De éstos solo sobrevivieron tres, y el más antiguo es el que está siendo rematado ahora mismo en Catawiki, el portal de subastas online de artículos singulares. Hasta el próximo 28 de marzo cualquiera podrá pujar por esta joya, pero debe saber que de momento la cantidad para hacerse con ella ya supera los 140.000 euros.

La Vespa 98 se puede considerar una auténtica obra de arte porque se fabricó prácticamente de manera artesanal, golpeando la chapa sobre la madera y completamente soldada a mano. Posteriormente la producción de esta versión original se industrializó y se extendió hasta 1948, fabricándose alrededor de 15.000 ejemplares. La vespa a la venta en Catawiki tiene inscrito en su chasis el número 1003 (la numeración comenzaba en 1001), lo que significa que fue la tercera fabricada por Piaggio en su historia.

A lo largo de los años, la Vespa se ha convertido en un icono que ha sido retratado en multitud de películas, como Vacaciones en Roma, con Gregory Peck y Audrey Hepburn conduciendo de forma alocada por el centro histórico de Roma; o La Dolce Vita, donde era el vehículo de transporte preferido del paparazzo encarnado por Marcello Mastroianni. «Es un símbolo italiano en todo el mundo y el hecho de que su actual propietario quiera subastar con nosotros la más antigua del mundo es un verdadero orgullo», señala Alejandro Sánchez, director general de Catawiki en España y Portugal.

Veinte años de diseño de la manzana

Designed by Apple in California. La primera parte del famoso eslogan de la compañía de la manzana es el título de un nuevo libro que ilustra 20 años de diseño en Apple. A través de 450 fotografías de productos clásicos y actuales, este volumen de tapa dura y blanco inmaculado recoge creaciones que van desde el iMac G3 de 1998 hasta el Apple Pencil del 2015, y documenta las técnicas y los materiales empleados por el equipo de diseño a lo largo de más de dos décadas de innovación.

Por sus páginas aparecen iconos como el Mac G4 Cube, un precioso cubo de metacrilato dentro del cual estaba suspendido el ordenador, revolucionario para la época: las conexiones estaban escondidas en la base, no tenía ventilador (disipaba el calor por convección) y por la parte superior emergían en vertical los CD, como si fuera una tostadora. Su elevado precio (desde 1.700 dólares del año 2000) provocó que fuera un fracaso comercial, pero su diseño hizo que fuera exhibido en el MoMA de Nueva York, donde también hay otros productos de Apple como el iMac G4, conocido popularmente como «lamparita».

El libro está dedicado a la memoria de Steve Jobs. «Desde el principio, lo que motivaba a Steve era intentar de corazón crear un legado para la humanidad, y este sigue siendo nuestro ideal y nuestro objetivo cuando miramos al futuro», señala Jony Ive, director de diseño de Apple.

Ive explica que «es una representación objetiva de nuestro trabajo que, paradójicamente, dice mucho de quiénes somos (…). Nos esforzamos, con mayor o menor éxito, por crear objetos que no aparentan ninguna dificultad. Objetos que parecen tan sencillos, coherentes e inevitables que no admiten ninguna alternativa racional».

Las 450 imágenes fueron tomadas por el fotógrafo Andrew Zuckerman con un estilo deliberadamente sobrio e ilustran tanto el proceso de diseño de Apple como los productos terminados. El libro, editado por Apple, está disponible en dos tamaños y ha sido impreso en un papel especialmente fabricado con un tinte personalizado y con encuadernación de lino.

Lámparas led que duran más de 35 años

Hay tecnología y luego está el high tech. En el universo de la alta tecnología hay un nombre propio asociado al diseño de productos que tienen en el aire su denominador común: Dyson. Esta firma británica ha revolucionado entornos domésticos y profesionales con creaciones como la aspiradora sin bolsa, el ventilador sin aspas o el secador de manos supersónico. Ahora lanza su primera colección de lámparas, desarrollada por Jake Dyson, hijo del fundador del compañía, el ingeniero James Dyson.

Jake estudió en el Central St. Martins College of Art and Design. En el 2004 estableció un pequeño taller en Londres del que salió su primer diseño, la lámpara de pared Motorlight. Su nuevo proyecto son unas lámparas LED pensadas para durar más de 35 años. La serie CSYS, de pie o de mesa, son lámparas led de gran potencia que proyectan una luz blanca y cálida que, con un simple toque, puede ser programada a la potencia requerida. El modelo de techo Cu-Beam utiliza la tecnología led ( light-emitting diode) para iluminar una zona de trabajo específica como una mesa, una pizarra o la isla de una cocina.

Uno de los problemas de las luces led es que incluyen chips semiconductores que generan una gran cantidad de calor. Con el tiempo, éste daña el circuito integrado, por lo que la luz disminuye y el color se apaga. Según Dyson, «gracias a nuestra tecnología de enfriamiento hemos conseguido crear lámparas domésticas que duran más y que producen una luz de alta calidad».

Con estas lámparas serán seis las categorías de producto de Dyson, que empezó diseñando una carretilla con rueda de balón y alcanzó fama mundial con la primera aspiradora sin cable, en 1983. Como nadie quiso distribuir la G-Force en el Reino Unido (tampoco era barata, ya que costaba 2.000 dólares) tuvo que venderla en Japón, donde incluso ganó el premio de la Feria Internacional de Diseño.

Actualmente, los productos Dyson están disponibles en 75 países y en la compañía trabajan más de 6.000 personas, la mitad de las cuales son ingenieros y científicos. La sede central se encuentra en Malmesbury (Inglaterra).

El diseño depurado, en el que la forma sigue a la función, es uno de los rasgos distintivos de esta empresa, que se puede equiparar perfectamente a la Braun de Dieter Rams o a la Apple de Jonathan Ive. Un buen ejemplo es el secador de manos AirBlade, en el que el aire sale a 692 kilómetros por hora por unas finas aberturas y barre el agua como un limpiaparabrisas, reduciendo el tiempo de secado a 10-12 segundos.

El gallego Arturo Álvarez, en el olimpo del diseño mundial

Por delante de Norman Foster, Paul Smith, Eero Aarnio, Naoto Fukusawa, Marc Newson, Renzo Piano, Dieter Rams… Architonic, una plataforma de investigación online para la arquitectura y el diseño, sitúa al gallego Arturo Álvarez en el puesto 22 de los diseñadores más influyentes del mundo. Y la lista es larga: hasta 200 nombres donde están incluidos los mejores creadores en todos los campos, desde el diseño de muebles a la arquitectura o, como en el caso de Álvarez, la iluminación.

El ránking está elaborado a partir del número de consultas relevantes introducidas en el campo de búsqueda de texto de architonic.com. Este portal de Internet, socio de veinte ferias internacionales de diseño -entre ellas las prestigiosas Imm Cologne y ICFF de Nueva York- es un escaparate de «diseñadores y arquitectos emergentes que sobresalen a través de la utilización de los últimos materiales o métodos de fabricación».

La primera posición la ocupa el británico Tom Dixon, seguido de la diseñadora asturiana afincada en Milán Patricia Urquiola. Paola Lenti, Tobias Grau, Philippe Starck, Antonio Citterio, Jasper Morrison, los hermanos Bouroullec, Piero Lissoni y Ingo Maurer -otra leyenda del diseño de lámparas- completan el top ten. La exhaustiva lista recoge en el puesto 15 a la recientemente fallecida Zaha Hadid.

Otros españoles son Jaime Hayón (29), nova+ (51), Jorge Pensi (53), Lievore Altherr Molina (85), Gabriel Teixidó (90) o Javier Mariscal (102). En el puesto 152 aparece el estudio de arquitectura nacido en A Coruña A-cero, liderado por Joaquín Torres.

Arturo Álvarez lleva más de veinte años creando lámparas en su estudio de Vedra, cerca de Santiago, de manera artesanal y desarrollando materiales innovadores como el Simetech.

Homenaje al coupé de los 70

No todo es Ferrari, Porsche o Corvette. En la historia del automovilismo hay un sitio destacado para modelos como el BMW 3.0 CSL, un coupé que arrasó en los circuitos del Campeonato de Europa de Turismos, donde se alzó con el título en cinco ocasiones entre 1973 y 1978. De diseño discreto y elegante, las siglas CSL significaban Coupé Sport Leichtbau (coupé, deportivo y ligero). Gracias al uso de aluminio para el capó, el maletero y las puertas, a unas ventanas de plexiglás y a un equipamiento rigurosamente reducido a lo más esencial, pesaba 200 kilos menos que su modelo hermano, el BMW 3.0 CS, del que derivaba.

El coche rendía inicialmente 180 caballos de potencia, aunque posteriores versiones aumentaron hasta los 206, una cifra considerable para la época. Para mejorar su aerodinámica se le dotó de un aparatoso alerón trasero que hizo que fuera conocido como el batmóvil. El CSL fue el primer producto de la filial deportiva de la marca bávara BMW Motorsport, cuyos modelos se distinguen fácilmente por la letra M adosada a su carrocería.

La firma de Múnich ha querido homenajear a este automóvil clásico y ayer presentó el nuevo BMW 3.0 CSL Hommage, un ejercicio de diseño que supone un guiño a los logros de ingeniería ejemplificados por su antecesor. «Con una estructura ligera y unos materiales modernos, trae consigo el carácter del modelo anterior hasta el siglo XXI, con una apariencia nueva y excitante», dice Adrian van Hoodyonk, vicepresidente sénior del equipo de diseño de BMW.

El aluminio ha dejado paso a la fibra de carbono o plástico reforzado con fibra de carbono (PRFC), que ofrece un nivel óptimo en la relación peso/resistencia. La carrocería alargada incluye los distintivos deflectores de aire, potentes pasos de rueda y alerones en el techo y la zaga del coche. Estos elementos son clave para permitir que el aire fluya de manera óptima por sus laterales. El deflector frontal ventila el compartimento del motor, mientras que las aletas de las ruedas posteriores aseguran un óptimo flujo de aire. El alerón grande aumenta la presión sobre el eje motriz trasero y, con ello, mejora la transmisión de potencia.

Interior al mínimo

Reducido al mínimo, el interior del BMW 3.0 CSL Hommage presenta un diseño ligero y hace que su carácter de carreras sea claramente tangible. Todos los elementos están ahí por verdadera necesidad, cada pieza tiene un diseño de alta calidad, estructura y función relacionadas con la conducción.

Otros detalles de diseño y tecnología son la luz láser en los faros y tiras de LED en el alerón, o las llantas de aleación de 21 pulgadas en color negro mate. «Es un icono de estilo, resume Karim Habib, jefe de Diseño en BMW.

Arturo Álvarez cumple 20 años con dos nuevas colecciones de lámparas

La firma de iluminación Arturo Álvarez celebra este año su veinte aniversario con más brillo que nunca. Sus lámparas decoraron recientemente eventos como el Fórum Gastronómico o la gala de los Premios Mestre Mateo; el magazine internacional The Culture Trip ha incluido a Álvarez entre los diez mejores diseñadores españoles del momento, junto a nombres como Patricia Urquiola o Jaime Hayón, y acaba de abrir oficina en Nueva York para dar servicio y asistencia a los clientes de Estados Unidos, mercado en el que la empresa gallega desembarcó hace seis años. Actualmente está presente en 50 países.

Desde su nacimiento en 1994, la compañía ha mantenido intacta su filosofía artesanal: diseño y producción de luminarias decorativas hechas totalmente a mano. Las primeras estaban hechas de vidrio, con el que crearon la mítica colección Vento, un modelo de gran elegancia y formas suaves y sinuosas. Luego vendrían la silicona, con series como Nevo, Gea o Coral; el tablero marino, la tela y el Simetech, un nuevo material -translúcido, flexible y lavable- patentado por Arturo Álvarez; cálido y luminoso, permite desarrollar volúmenes y texturas originales.

Dos nuevas colecciones lanzadas este año, Icarus y Caos, experimentan con el cordón de celulosa reciclado. La primera es un aplique que la firma define como «un disco solar formado por infinitos movimientos interiores». Produce una luz uniforme y poderosa que se expande en todas direcciones iluminando el espacio. Caos es una lámpara colgante inspirada en «el estado primigenio del cosmos anterior a los dioses y fuerzas elementales». Un desorden que al final deviene ordenado en un volumen armonioso, bello, lleno de energía, movimiento y luz.

«El centro de nuestro proyecto es el ser humano. Nuestras lámparas provocan sensaciones emocionales, de bienestar», explican desde la firma, que ha recibido numerosos premios de diseño como Good Design, Red Dot o, recientemente, el HD Product Design Competition 2013 en Las Vegas.

En el 2008 nació LAB Arturo Álvarez, un laboratorio de ideas para dar cabida a la sensibilidad de otros diseñadores y abrir así un nuevo marco de experimentación técnica y formal. Nombres como El último grito (Rosario Hurtado y Roberto Feo), Martín Azúa o Héctor Serrano se han sumado al proyecto, que busca redefinir la iluminación decorativa y comercial.

Influencias arquitectónicas

La arquitectura de vanguardia es una de las influencias aceptadas por Arturo Álvarez. «Comparte muchos de los valores y principios que guiaron la carrera de los Eames [el matrimonio norteamericano Charles y Ray Eames]», explican en la firma con sede en Vedra, y desgranan cuáles son: «Un trabajo honesto, constante investigación sobre los materiales y sus posibilidades y la unión de pasado con futuro».

También reconoce que algunas de sus creaciones se han inspirado en la obra de Frank Lloyd Wright -el arquitecto de Wisconsin diseñó algunas lámparas Tiffany- y en su filosofía centrada en las necesidades del ser humano y las cosas hechas a mano.